La estación de Erna
Deja un comentario30 30+01:00 agosto 30+01:00 2013 por La lente violeta
Este post es un extracto de un improvisado diario de viaje incompleto, escrito a vuela pluma y a cuatro manos junto a Suso López en horas muertas de autobús… Un diario formado por apuntes inteligibles y retazos de Bosnia y Herzegovina que iré recomponiendo poco a poco… Pero estas líneas que reproduzco a continuación son especiales porque Erna fue, sin duda alguna, la mejor bienvenida y el mejor impulso para seguir trabajando con esperanza (más allá de la desidia y la decepción que muchas veces intentan imponernos) por un mundo mejor y sobre todo más justo para los que vendrán.
5 de agosto de 2013. Bihać-Jajce
Hoy hemos conocido a Erna en la estación de autobuses de Bihać. Después de desayunar y de dar otro pequeño paseo por el río, hemos recogido las mochilas y nos hemos encaminado a la estación. (Mucho calor). Allí estaba Erna con su madre y otra señora que no he conseguido descifrar quién era. Quedaban 3 horas para que llegara nuestro autobús y Erna nos ha ofrecido una clase magistral de bosnio, de risas y de acogida.
Después de averiguar que nosotros íbamos a Jajce y ellas a Sanski-Most, Erna se ha aventurado a enseñarnos a contar y a comprobar nuestra pronunciación. Cada vez que pronunciábamos algo correctamente gritaba «¡Bravo!» orgullosa de su pequeña victoria personal en materia de enseñanza. Después ha comenzado las «pesquisas» sobre nuestra relación y procedencia… Y se podría decir que la comunicación ha sido más o menos «fluida» (o hemos hecho que lo fuera entre los tres).
Mientras continuaba la espera, Erna me ha hecho unas trenzas y ha escrito y dibujado con afán en esta especie de cuaderno de bitácora para explicarnos tantas cosas que el idioma le impide… Pero no se ha dejado vencer por la frustración y ha garabateado la libreta todas las veces que ha hecho fala hasta que ha conseguido su objetivo.
Erna A. solamente tiene 6 años. Escribe en mayúsculas y se ríe a carcajadas mientras yo le leo párrafos de nuestra guía de viaje en castellano. (¿A qué le sonará?). Su risa y su mirada -tal como diría Benedetti- siembran futuro. Es muy probable que no sepa nada de guerras, ni de miedos, ni de genocidios y violaciones. Ojalá no lo tenga que vivir nunca, pero ojalá no olvide lo que vivieron sus padres y sus abuelos para que nunca vuelva a repetirse la barbarie que dejó tantas cicatrices y heridas mal tapadas con cemento, demasiado visibles casi 18 años después de la firma de unos Acuerdos de Dayton que supusieron un «café para todos» para conseguir el fin del conflicto, pero que no promovieron una paz positiva, ni la reconstrucción, ni la reparación de las víctimas…
Ojalá las futuras generaciones no pierdan por el camino -como perdemos tantas veces- esa mirada esperanzada, esos brazos abiertos hacia la diversidad, esa capacidad de diálogo más allá de toda barrera lingüística, religiosa o cultural… Porque desde ahí es desde donde se construye la convivencia, la interculturalidad y el intercambio. Porque en la alteridad está también el encuentro con nosotr@s mism@s y ahí es donde reside la verdadera riqueza. Erna lo sabe bien y solamente tiene 6 años.